Por: Desarrollo Docente UPC
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La educación se encuentra al servicio del alumno, por ello el profesor de la UPC que tiene a su cargo la enseñanza de personas adultas (EPE o Postgrado) al conocer las características de dicha población podrá facilitar los procesos de aprendizaje de sus alumnos.
Ante ello, la andragogía es aquella rama de la educación que nos permitirá estudiar los procesos implicados en la enseñanza de una persona adulta, logrando con ello brindar una propuesta acorde a sus necesidades (Alcalá, 1997).
En cuanto a las características que resalta en los adultos, Erikson (1968) menciona que toda persona se encuentra en proceso dinámico y continuo, de maduración psicológica que a través de construcción y el despliegue de su identidad, así como, el compromiso con su entorno, lo llevan a la autorrealización. Así mismo, (1) El joven adulto se encuentra capaz de establecer compromisos, aunque los mismos impliquen sacrificios, caracterizados en la confianza hacia el otro y el ejercicio de la ética, fortaleciendo con ello su capacidad de la realización en el ejercicio profesional. (2) El adulto mayor se ha enfrentado tanto a derrotas como a triunfos lo que lo ha llevado a madurar gradualmente, tiene un fuerte deseo de desarrollar nuevos productos de trabajo, que lo llevan a crear nuevas ideas para el bienestar de las nuevas generaciones, buscando con ello trascender.
Aspectos que son importante tener en cuenta en la enseñanza a adultos (Torres, et al., 2000):
- Planteamiento del aprendizaje: el facilitador tendrá en cuenta que la motivación por adquirir nuevos conocimientos de un adulto se dará en la medida en que los mismos pueden ser aplicables. Por ello, será importante establecer un vínculo continuo entre los nuevos conocimientos y espacios donde puedan ser aprovechados.
- Aprendizaje previo: Al enseñar a adultos es importante valorar la experiencia alcanzada por el adulto a través de las vivencias adquiridas. Su experiencia se convierte en un recurso importante que se aprovechará en el contexto educativo. El facilitador creará espacios donde los alumnos puedan aportar con sus experiencias, incentivando un aprendizaje dinámico donde tanto el docente como los alumnos aporten en la construcción de los objetivos de la sesión.
- Ejercicio práctico: Desde un aprendizaje activo, es importante que nuestros alumnos tengan un espacio de aplicación de lo aprendido, así verificarán la adquisición de los nuevos conocimientos, los fortalecerán y lo podrán volver a aplicar. Si la sesión lo permite será de gran valor que puedan aplicar la teoría a sus propios entornos de trabajo o a situaciones reales.
- Autonomía y responsabilidad: Con personas adultas es importante darles espacios de decisión, donde sean ellos los protagonistas de propuestas de aprendizaje. El decente facilitará espacios semi estructurados donde el alumno tenga la posibilidad de tomar de decisiones con autonomía, hacerse responsable de ellas y justificar sus decisiones, ante ello el docente invitará a la reflexión y a la justificación de lo elegido, orientándolo de tal forma que se preparen para futuras decisiones.
- Fortalecimiento de la autoestima: Cada uno de nuestros estudiantes, dada sus experiencias académicas y laborales llegarán a la sesión con una determinada confianza en sí mismos. Por lo cual, el aula será un espacio donde ellos mismos aprendan a valorar sus esfuerzos y logros, permitiéndoles incrementar la confianza en sí mismos y en sus futuros logros profesionales, una persona con una autoestima fortalecida podrá proponerse mayores retos y alcances laborales, por lo cual preparamos a nuestros alumnos para el éxito.
La importancia de considerar estos elementos nos permitirá que como docentes que podamos optimizar nuestras clases con las características de este grupo de alumnos.