Por: Desarrollo Docente UPC
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La sociedad del siglo XXI exige un alto nivel de requerimientos para la población en su conjunto, por supuesto que, a los principales agentes de la comunidad educativa, los docentes, les asiste una mayor responsabilidad, pues tienen bajo su cargo la responsabilidad de formar ciudadanos del futuro. Al respecto, en los recientes debates académicos se tiende a enfatizar la necesidad de promover la docencia como una actividad dinámica y cambiante, donde el profesional asuma su accionar de manera protagónica y se ocupe en formarse para responder oportunamente a las exigencias de una educación cada vez más diferente: interdisciplinaria, innovadora y ágil. Un profesional participativo con herramientas para el trabajo solidario y colaborativo, preparado para enfrentar las exigencias y contradicciones de la educación, experto en el uso de las tecnologías, actualizado, y proactivo para aprender de forma constante. Es en este proceso de formación que el profesional emprende, en donde aparece el enfoque colaborativo como una respuesta factible de promoverse en el aula debido a que garantiza un diálogo abierto e interesado en el aprendizaje y enseñanza, de comunicación constructiva entre el docente y el estudiante, en los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVAs)(González, Álvarez & Bassa, 2018).
La gestión del proceso enseñanza-aprendizaje en los EVAs desde el enfoque colaborativo se ha convertido en uno de los grandes adelantos de la educación en la actualidad, debido a los avances tecnológicos ya no existen barreras físicas para apropiarse del conocimiento. Este enfoque realza el hecho de que la educación ha trascendido a los espacios virtuales, siendo los entornos colaborativos y virtuales, espacios y herramientas poderosas para promover el aprendizaje, tanto desde el punto vista cuantitativo y cualitativo (López & Ballesteros, 2008).
Numerosas investigaciones definen, de forma operacional, que el enfoque colaborativo en los entornos virtuales se configuran como una propuesta pedagógica centrada en actividades educativas compartidas en grupos de estudio que busca aprovechar la variedad y riqueza experiencial de un grupo de estudio organizado con el fin de optimizar el proceso de enseñanza, estableciendo vínculos de cooperación para compartir ideas, conocimientos, tareas, inquietudes, mensajes u otras dinámicas grupales realizadas mediante interacciones horizontales, en ambientes armoniosos que faciliten a los miembros cumplir actuaciones conjuntas de trabajo, en beneficio de lograr una mejor comprensión de conceptos o tareas presentadas (Mattew, Mishra & Cain, 2015). Considerando lo expuesto, ¿cuál sería la relación con la virtualidad?
El impacto y la relación reside en que cuando el enfoque colaborativo sea implementado en el espacio virtual, este sea asimilado como un punto de encuentro que permitirá al docente y al estudiante, colaborar en un mundo virtualizado, en la búsqueda de un objetivo común basado en la omnipresencia y la simultaneidad, sin espacio, ni tiempo y llevando a la construcción de un conocimiento compartido. Además, porque este enfoque pedagógico desde la innovación tecnológica hará posible disponer de nuevos recursos y posibilidades de aplicación educativa, haciendo de la clase un momento único ya sea por la calidad los contenidos y los medios empleados (López & Ballesteros, 2008).
Es importante mencionar las ventajas que ofrece el enfoque colaborativo en los EVAs: brindan formas novedosas de interacción y comunicación, asincrónica, sincrónica e intercultural mediadas por la tecnología; potencian el trabajo colaborativo a la par que se construye el conocimiento de manera conjunta; otorgan una flexibilidad única al modelo educativo pues permite el acceso a cualquier horario y desde cualquier lugar; brinda un soporte efectivo para la interacción estudiante-docente y el resto de los usuarios; los estudiantes pueden desarrollar su propia estrategia de aprendizaje, sobre la base de sus necesidades de aprendizaje, habilidades y recursos personales; los productos y materiales elaborados podrían utilizarse en más de una ocasión, solo necesitan ser actualizados los contenidos; y ofrecen a los miembros de la comunidad educativa la oportunidad de formación en cualquier etapa de la vida (González, García & Ramírez, 2015).
Tras lo expuesto, más allá de reconocer el beneficio poderoso de la propuesta pedagógica, es aún más importante reconocer que las herramientas que utilicemos como docentes nunca van a sustituir la docencia en el aula, tangible o virtual. La propuesta pedagógica en cuestión es una herramienta que se integra de forma adecuada y plausible a la educación virtual de hoy, que permite con seguridad, la profundización y el logro de conocimientos en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se sugiere incluirlos siempre y cuando brinden seguridad, objetividad y comodidad en el desempeño de su rol como docentes.
“Necesitamos la tecnología en cada aula y en las manos de cada estudiante y de cada profesor, porque es el bolígrafo y el papel de nuestro tiempo y es el lente a través del cual experimentamos gran parte de nuestro mundo”.
David Warlick