Por: Desarrollo Docente UPC
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En un mundo cada vez más conectado y saturado de información se necesita de ciudadanos flexibles, autónomos, responsables, capaces de responder a problemas concretos, con conocimientos cívicos y culturales para entender lo que está sucediendo. En respuesta, la UNESCO ha planteado observar a los estudiantes de hoy, en sus procesos de asimilación de enseñanza-aprendizaje, y registrar atentamente su integración a la llamada ‘Digital Age’, caracterizada por su rapidez, interactividad, narratividad, visualidad y humor (Deming, 2021). Cabe resaltar que la obtención de estos conocimientos por sí solos son insuficientes desde el aula de clases, el rol del profesor asume un papel clave y requiere el necesario desarrollo de aptitudes sobresalientes, al respecto ¿han oído hablar acerca de las habilidades del pensamiento superior de siglo XXI?
Las habilidades del pensamiento superior son las aptitudes que necesitan formar los profesores de hoy y deben dominar los estudiantes del mañana para integrarse a un sistema de educación cada vez más complejo e interdependiente. De acuerdo a la Dra. en Planificación e Innovación Educativa, Margarita Aravena, estas aptitudes determinarán la diferencia en el desempeño de los estudiantes y profesionales para generar ideas originales, razonar frente a la información y distintas perspectivas, y colaborar de forma responsable a la sociedad; convirtiéndose así, en ciudadanos activos para enfrentar los desafíos del siglo XXI (Ospino et al., 2020).
Distintas investigaciones destacan que la labor del maestro es clave, ahora más que nunca, en tanto no sólo se configura como un formador de conocimientos, sino, además como el validador de las habilidades del pensamiento superior aprendidas. Por lo que, se hace imprescindible que el maestro comprenda que, para educar en habilidades superiores, requerirá que el estudiante previamente haya asimilado determinadas habilidades inferiores. Lo mencionado se fundamenta en la Taxonomía de Bloom y Anderson, y/o en la Clasificación Dimensional de Aprendizaje de Robert Marsano cuando plantean que para la adquisición de hábitos mentales productivos o “competencias superiores, como el pensamiento crítico, el análisis de perspectiva y la abstracción, el estudiante necesitará de haber realizado procesos previos de carácter inferior, como la integración, refinamiento y uso significativo del conocimiento (Deming, 2021).
Tras lo expuesto, como maestros nos puede surgir la siguiente interrogante ¿Y cómo se caracterizan las habilidades de pensamiento superior en la comunidad estudiantil? Por ejemplo, la habilidad inferior del “análisis de perspectiva” permitirá que el estudiante pueda analizar sus propias creencias y las perspectivas de las otras personas, así como, reconocer las posiciones teóricas que sustentan distintos autores para contrastar con el propio punto de vista. Otra habilidad de pensamiento superior es la “abstracción” que permitirá al estudiante discriminar la información relevante de lo irrelevante, establecer un patrón general y transferir su aplicación a otras situaciones (Díaz & Rucci, 2019).
A modo de cierre, la gran cuestión como maestros es pensar en cómo lograr que la matriz educativa admita la incorporación de practicas pedagógicas que apunten al desarrollo de las habilidades superiores del siglo XXI; un esfuerzo que trasciende a una meta mayor en donde los estudiantes son capacitados para integrarse a la sociedad del conocimiento actual. Por tanto, sería importante empezar a preguntarnos, desde nuestros espacios, ¿Qué habilidades del pensamiento superior estamos desarrollando en el aula de clases?
“La importancia del desarrollo de un pensamiento superior reside en convertirse en personas con intención de mejorar su actuación en el mundo; no necesariamente en la competencia intelectual y transcultural”
J. Locke