Por: Gioana Garofolin Caro (UPC)
«En el mundo se producen más y más conocimientos, estos conocimientos se vuelven obsoletos a un ritmo cada vez más vivo y, en el ámbito de la educación, se hace necesaria su difusión de una manera más rápida. El modo tradicional de difundir conocimientos en educación y formación, ya no será válido; el reto para el futuro será emplear todo el potencial de las nuevas tecnologías de acuerdo con las estrategias institucionales y educativas…” Roll 1995.
Hace 26 años Roll veía cómo el mundo de la educación cambiaba a un ritmo inigualable. Consideraba que los docentes, debían comenzar a considerar como aliados a las tecnologías, y hoy vemos cómo estas ya se encuentran inmersas en el mundo de la educación. Sin embargo, a pesar que este cambio se venía comunicando, a raíz de la pandemia (COVID 19), la educación cambió de tal forma que los docentes no tuvieron otra alternativa más que aprender, innovar y adaptar sus estrategias y actividades empleando nuevas y variadas tecnologías. Todo ello, con el fin de sacar adelante sus sesiones de clases y, a su vez, brindar una educación de calidad a sus estudiantes.
Este proceso fue tan espontáneo que muchos docentes no se dieron cuenta de la importancia de comprender la raíz o la utilidad de las tecnologías en la educación, y empezaron a emplearlas sin un objetivo, es decir, usarlas solo porque había que usarlas…
Si bien las aplicaciones y los recursos tecnológicos están muy de moda en las clases, estos se deben utilizar, a mi parecer, considerando ciertos criterios:
1. Conoce a tu público objetivo: y es que nuestros estudiantes de por sí ya tienen dificultades con el internet, como por ejemplo: prender el micrófono, escribir por el chat, al agregar una aplicación puede que su conexión se vuelva más lenta o que simplemente no logre realizar la tarea por alguna actualización del software, entre otros. Por ello, es importante ir planteando actividades acorde a las limitaciones (en este caso conectividad) de nuestros estudiantes.
2. El diseño de mi sesión: debemos conocer cuál es el logro de mi sesión y, sobre ello, ver las actividades y recursos a utilizar; es decir, si la aplicación hará la actividad más interactiva, dinámica y colaborativa, podemos pensar en emplearla. Recuerda, es importante que esta se articule con el logro.
3. Cantidad de aplicaciones: si bien existen diferentes aplicaciones y recursos para cada momento de la sesión, el colocar muchas aplicaciones en una misma sesión puede llegar a cansar o confundir al estudiante. Se recomienda máximo dos aplicaciones en una sesión de dos horas. Si es posible, empleen una a lo largo de la sesión.
4. Actividades colaborativas: al estar en entornos virtuales, las actividades colaborativas deben tener un espacio en las sesiones. El fomentar la interacción y colaboración de sus estudiantes harán que los aprendizajes sean más significativos. Aquí, el emplear pizarras interactivas nos pueden ayudar a lograr lo propuesto.
Si bien tenemos miles de recursos tecnológicos, recuerden siempre usarlos con un sentido pedagógico a favor del aprendizaje.
Sobre la autora
Gioana Garofolin Caro
Analista de Desarrollo Docente, Dirección de Calidad Educativa UPC
Magister en educación superior, licenciada en psicología educacional, con más de 5 años de experiencia en diseño, desarrollo e implementación de programas de aprendizaje para instituciones educativas, empresas privadas e instituciones públicas. Orientada hacia el desarrollo de productos educativos, la gestión de programas y procesos de formación y actividades de fomento al desarrollo humano. Actualmente, gestiono proyectos de aprendizaje, bienestar y acompañamiento a docentes universitario: Docente Líder, Programa de Atención a la Diversidad e Inclusión (PADI), Conversando entre Profes, Learning to Teach, App del Mes, Educador Digital, Inducción, Seguimiento docente Nuevo, Potencia tu Rol Docente, entre otros.